lunes, 23 de diciembre de 2013

Consumido en la oscuridad

"No vuelvas a buscarme, por favor..." fue la última parte de aquel mensaje lacónico y entonces, la nada. El fin de la grabación digital; el fin de todas las cosas si le preguntaran a él.
Harían falta palabras; muchas palabras...Pero no las tenía; carecía de ellas y de muchas cosas. Aquel hueco que anidaba en el fondo de su corazón constituía más un abismo que lo devoraba de adentro hacia afuera y que engullía todo sentimiento y toda idea que comenzaba a danzar sobre su resquebrajada conciencia, y fue por ello que poco a poco, fue convirtiéndose en un ser sin palabras; sin ideas ni aspiraciones; mudo ante la vida y vacío de cualquier tipo de emoción.
A partir de ese momento, como si se tratase de una especie de sol negro, fue llevando la oscuridad y la desdicha allá donde iba; allá donde vagaba sin ningún rumbo en específico. Tropezaba y daba tumbos pero continuaba, gobernado por ese mismo hueco hambriento que ahora se alimentaba de las palabras y de las risas de los demás. Desolación, desesperación y confusión eran las huellas que a su paso dejaba; un muerto en vida que robaba la energía y la pasión de todo aquel que se llegaba a cruzar en su camino.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Bajo las Estrellas

Sentado el otro día, en medio del campo e iluminado solamente por la tenue luz de las estrellas, con la pálida y fría cara de la Luna como un reflector sobre mi consciencia...Fui reconociendo, lentamente...Todo aquello que me faltaba y por lo cual no era realmente feliz.
Las hierbas y las hojas de los árboles se movían con el viento ocasional, mientras mi espíritu intranquilo divagaba aquí y allá con las ranas, con los grillos y sus débiles cantos nocturnos; tratando de expandirse y liberarse de aquellos imperceptibles barrotes que lo aprisionaban...Pero fue cuando miraba a las lejanas estrellas cuando una idea comenzó a cobrar forma y cuerpo...Como un fantasma apenas perceptible que se desliza por los corredores de la imaginación.

Aquellas estrellas, apartadas a miles o a cientos de miles de años luz de mi...Se antojaban tan inalcanzables e imposibles; tan distantes que las simples y conocidas palabras que usaba para medir y describir distancias...Sencillamente no me servían...Y sin embargo, su titilante luz llegaba a mi, como ondas en el mar, que exhaustas por su gran recorrido llegan a la playa tan solo para tocarla y desvanecerse como palabras evaporadas en el viento.
Esa idea...De alcanzarlas y tomarlas para mi; acercarlas a mi pecho y sentir su calor indómito reventando en mis propios átomos; de llenarme con su energía inagotable y de devorar sus núcleos ardientes hasta agotar la última llama...la última flama...
¿Sería yo capaz de tocarlas?...¿Sería yo capaz de manejar tanto calor, tanto fuego?...
¿Sería yo capaz de alcanzarlas?...

La Gran Pregunta

Fue la dulzura de sus labios?...O la suavidad de sus manos mientras sostenía las mías?
Fue el quieto ulular de las olas mientras su fragancia me envolvía en una capa de terciopelo invisible?
O fue tan solo una sensación pasajera como las aves que en ese momento me sobre volaban?...
Todas esas preguntas en mi cabeza, embriagándome como el rico néctar de tu voz cerca de mi oído...
Y yo sin poder verte por ninguna parte...Y yo sin comprender lo que me sucedió.

Fueron los cálidos rayos del sol en una mañana nublada?
Fue la canción de dos almas que apenas se conocen y que sin embargo vibran como una sola al escucharla?
O fueron aquellas palabras que nadie pronunció en secreto, en ninguna ocasión?
Oh dulce porvenir, ¿por qué me torturas de este modo?...¿Qué diversión encuentras en ello?
Oh dulce musa que me inspira...Soy un adicto de ti; soy un esclavo de la poesía que emana de tu existencia...

Tan solo soy un alumno que ha reconocido a su maestra...Tan solo un espectador en este amplio campo de los sueños;
Tan solo un granito de polen que se ha caído de la flor y que es arrastrado por la suave brisa;
Un viajero en busca del sentimiento primordial; maravillado de todo cuanto ve y escucha...Y siente...
Y yo sin poder verte por ninguna parte...Y yo expectante de lo que el mañana me traerá...

¿Serán aquellas palabras que tanto ansío escuchar?

¿Será el mismo y conocido vacío que me es tan familiar?

¿Será el final de mi viaje?...Creo que sólo tú me lo podrás revelar. Sólo tú.

martes, 10 de septiembre de 2013

Asesino en las Sombras

El equipo Ambar cruzó rápidamente el portal. Genie sacó su escáner y sin perder tiempo alguno lo puso en marcha. El aparato arrojaba más y más lecturas a medida que el resto del equipo se le unía. El lugar se encontraba sumergido en una oscuridad ominosa cuando las linternas de algunos de los miembros del equipo comenzaron a disiparla por rafagas luminosas. Pronto comenzaron a aparecer rincones sucios; telarañas de formas caprichosas; esculturas rotas y objetos extraños dispersos por todas partes. La bóveda era alta y de ella colgaba una araña vieja y oxidada, que parecía que no se les caería encima en los próximos minutos.
Al final de la estancia había 3 puertas; cerradas todas ellas...El equipo se distribuyó rápida y eficientemente a lo largo y ancho de aquel lugar. El portal fue clausurado y un grupo comenzó a acumular muebles y objetos pesados ante dicho portal. Cualquier cosa servía...O eso esperaban ellos.

- El lugar está limpio! - Anunció Genie - Rod, ¿cuántos perdimos esta vez?...Tara, organiza un grupo de reconocimiento!...Vamos a tener que movernos de aquí muy pronto!
- Genie, todos estamos cansados de correr...
- ¿Rod?!
- Conté 12, Gen. Perdimos a 2. Silvia y Arnold cayeron al vacío antes de que cualquiera pudiera hacer algo por ellos.
- Ok. Tomemos 10 minutos. Clara...Sé que todos estamos cansados de correr. Pero tú has visto lo que esta incursión nos ha costado. Hemos perdido ya un tercio del equipo. Me temo que si no nos movemos constantemente...Corremos el riesgo de que nos encuentren fácilmente.
- Yo te entiendo, pero...¿Qué nos delata, Jefe? - Preguntó Clara, la pelirroja que hacía más preguntas que todos los demás juntos.
- No lo sé, de verdad. ¿Alguna teoría, Greg?

jueves, 8 de agosto de 2013

Nimrz y la Flota de 1000 Cucarachas

El abyecto general reunió a sus tropas de élite; todos esos abigarrados y acéfalos insectos se movían como las cucarachas que eran; caminando en sus 4 patas posteriores, haciendo tac, tac, tac. Todo con la precisión y la formalidad debida. No se dispensaban disculpas ni perdones para las antenas en mal estado; ay de aquel que no llevara sus botas pulidas y su pulcro confalón colgado de sus pechos escarlata; todos conocían bien las gentiles diatribas que podían esperar si no cumplían al menos con esto.
Pero...El insecto que se situaba a la derecha del general...¿Quién era?...Muchas cucarachas se preguntaban lo mismo. Nadie le conocía o lo había visto antes. Enclenque e inane como se le veía, parecía poco probable que fuera familiar del bicho gordo y orondo que era el gran general Vouldrar III. Imposible!, y todos conocían bien la genética y a la ingente parentela del general.

- Bien, bien. Todo mundo, dejar de farfullar! - Gritó la gran cucaracha y el silencio se hizo manifiesto.

viernes, 12 de julio de 2013

39 - Parte 3

Una figura tambaleante cruzó el largo pasillo, pasando a unos metros del adormilado Policía de turno...Quien luego de unos instantes recordó que se suponía que el sujeto debía de registrarse en su cuadernillo de visitas, y que se había pasado de largo.
Se levantó perezosamente y se asomó por el pasillo. Ya no estaba...¿Había sido real?, ¿había pasado alguien por ahí?...Quizá tomarse un café cargado era buena idea, se dijo, mientras volvía a su cómoda silla de múltiples posiciones.

Leonel Alvarez caminaba nervioso hacia el despacho de la Fiscal Especial. Se culpaba una y otra vez por la falta de auto-control que había exhibido en la sala de interrogatorios. Llevaba revuelto el expediente del homicida y ahora caminaba como una especie de zombie, siguiendo una voz interior que lo controlaba de forma espeluznante; que le permitía ser consciente de él mismo hasta cierto grado, pero que por otro lado le impedía hacer cosas como enderezarse el nudo de la corbata; que adormecía su razonamiento con cada sílaba que ponía en el interior de su cerebro. No daba crédito a cuan fácil habían caído todas y cada una de sus defensas mentales...¿Qué o quién lo controlaba ahora?

El Psicólogo se paró de forma descompuesta justo a la entrada de la oficina de cristales inmaculados...Indeciso en si debía de tocar o esperar a que lo invitaran a pasar. Ella se hallaba totalmente inmersa en su máquina portátil. A Leonel le llegaba el golpeteo de sus largas uñas sobre las teclas de plástico.
En algún punto, el "click-clack" cesó y la mujer reparó en que había alguien afuera de su oficina. Se ajustó sus gafas de moldura oscura y barrió con la vista la maltrecha humanidad del Licenciado Alvarez. Dió un sorbo al vaso térmico que se encontraba sobre su escritorio y se repatingó en su elegante silla de piel.

jueves, 4 de julio de 2013

La Bebida de los Hombres - Parte 2

Francisco apuró su café. Tenía que seguir con la investigación (o eso es lo que él se repetía a sí mismo) y no quería quedarse más de lo necesario en Las Magdalenas. Lo habían recibido mejor de lo que esperaba, dadas las circunstancias...Y no deseaba crearle a la gente falsas expectativas. La verdad es que no había ninguna pista ni explicación sobre los crímenes cometidos. Luego de varios días y semanas en algunos casos, los cuerpos habían sido movidos, velados y enterrados. Las escenas de los crímenes habían sido más que alteradas o ya no existían para entonces. ¿Cómo podía conducir una investigación así?...¿Por qué lo habían mandado a él?

Siendo totalmente realistas; la autoridad de la capital había respondido por mero compromiso, para no verse demasiado...desobligada o apática. También, siendo francamente realistas, al mandarlo a él enviaban otro mensaje al mismo tiempo: "Arreglenselas como puedan!".

martes, 18 de junio de 2013

El Vendedor de Estrellas

Me situé justo enfrente de la puerta y toqué el timbre como debía de hacer. Una armoniosa sucesión de alegres sonidos se escuchó en el interior del departamento 1323...Y durante el siguiente minuto estuve muy tentada a abandonar la locura que me había llevado hasta ahí y regresar a casa de la Abuela para reclamarle por sus disparatadas y lunáticas historias.
Hasta una niña de 9 años como yo sabe cuando un adulto de muy avanzada edad te está contando fantasías sin fundamento ni moraleja; prosa descuidada y salpicada de anécdotas difusas; historias perdidas y alteradas por excentricidades y opiniones sobre lo que "debería ser", en lugar de "lo que fue realmente".

Yo me iba a marchar cuando la puerta se abrió y un señor mayor envuelto en una colorida bata salió a atender el llamado. Lo primero que hizo fue buscar en todas direcciones al responsable de haberlo sacado de la cama (quizá). Sus ojos viejos y cansados no tuvieron éxito en tal objetivo pues yo me encontraba bastante más abajo de su línea de vista...De manera que tuve que carraspear para anunciar que me encontraba ahí; varios centímetros abajo de lo que cabía esperar.

jueves, 16 de mayo de 2013

El Adefesio y las Locas


Mauro y Julio eran dos locas sentadas en su cómodo carrito de golf, paseando campantes por una de las colinas del campo "Tres Marías" cuando de pronto vieron a un sujeto bajito de gorro color verde (súper, súper mayate!) salirles al paso y decididamente interrumpirles la diversión. Los carros se detuvieron de manera abrupta tan solo a unos centímetros del bajito, quien de inmediato les increpó:

- Alto, locas!...¿Qué nadie les explicó el reglamento del club?

Los sujetos se miraron el uno al otro y con afán de burla, comenzaron a reírse y a negar con sus rapadas cabecitas lo cómico e imposible de la situación. No podían entender cómo es que un sujeto así los hubiera detenido. Era sumamente ridículo.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Auto-Destrucción


El autómata lo ayudó a pulsar los botones que activaban la última secuencia, y así, todo fue consumado en tan sólo un par de minutos.
El frío sideral que imperaba fuera del cristal transparente era repelido todavía por finísimas venas de aire cálido inyectado. Los instrumentos señalaban un remanente de energía del 20%. Suficiente...Pensaba él.

La cápsula alargada de color platino se deslizaba hacia el exterior del complejo. Auto-sustentada por su propia energía y con un rumbo ya previamente calculado.
Duró apenas unos cuantos segundos suspendida en el espacio; ya estaba fuera de su alcance. Jamás la volvería a ver. Tantos recuerdos y tantas memorias dejadas bajo el cobijo de circuitos indiferentes; simulaciones de una conciencia que no era la de él...Palabras grabadas en tiempos lejanos; emociones congeladas que ahora lastimaban igual que en el pasado, si no es que más.

viernes, 26 de abril de 2013

La Receta Perfecta - Parte 1


Les juro que yo sólo iba al dentista. Sólo a eso...Y terminé asociándome con el hombre del sombrero. Y se puede decir que mi vida se descompuso totalmente, a partir de ese momento.
Pero veamos, todo comenzó cuando yo iba yo a una simple limpieza dental. Llegué a tiempo a mi cita, un Sábado como cualquier otro, a las 10 de la mañana. Me encontraba esperando que la Doctora Domínguez se desocupara; recuerdo que jugaba con mi celular cuando una curiosa y ajena conversación comenzó a colarse por mi oído izquierdo (mi oído espía, como solían decirme algunos de mis conocidos)...

- Así es, amiga. Debes ir inmediatamente con él. A mi me curó por completo.
- ¿Pero cómo te curó?, ¿qué tipo de tratamiento te dió?
- No te puedo decir, lo único que sé es que a partir de que lo vi, yo dejé de ver insectos recorriendo las caras de las personas.

¿Qué?...Yo...Yo también padecía de aquella situación rara. Nunca lo había admitido ante nadie ni lo había revelado a ninguna persona. Era algo que aunque no me sucedía muy a menudo, era sumamente perturbador cuando ocurría. Era algo que mantenía como el mayor de mis secretos.
Yo había llegado al punto en que no le daba ya demasiada importancia. Muchas veces me había atrevido a tocar los rostros de esas personas; traté de agarrar o sacudir aquellos bichos repugnantes que les veía en los rostros, pero...En cuanto tocaba la cara de la persona, todos esos insectos se esfumaban y yo quedaba como un perfecto idiota, en el mejor de los casos.

miércoles, 10 de abril de 2013

El Reloj que no daba las 6


Pasaban de las 5 de la tarde pero a ella le parecían más bien las 9 de la noche. La tormenta cerrada azotaba de forma cruel a la ciudad y oscurecía las calles pobremente transitadas. Se podía decir que la visibilidad era nula y las débiles y apagadas luminarias apenas constituían una pobre referencia de las avenidas, comercios y viviendas alrededor de ella.
Como fuera, a Dania no le importaba demasiado el mojarse "un poco".
A pesar de que su grueso impermeable la protegía hasta cierto punto, poca cosa podía hacer contra el agua que de repente le llegaba por los costados, al combinarse el frío chaparral con vientos moderadamente rápidos provenientes a veces de su izquierda, a veces de su derecha, tan cambiantes como su estado de ánimo últimamente.
Tenía frío en sus piernas semi-descubiertas y el rostro empapado, pero su determinación era tal que todo lo demás le importaba poco menos que un cacahuate tirado en el sucio piso de concreto mojado.

Reconoció las grandes y desgastadas letras de neón, brillando a través de la cortina de agua que cubría todo. Apuró el paso y al minuto se encontraba en el vestíbulo, chorreando litros de agua, ante la mirada desangelada de la recepcionista del café...A quién parecía que nada le devolvería el buen humor que supuestamente debía tener al recibir a un cliente, ni siquiera ante la imagen desventurada (y empapada) de la recién llegada. Aunque quizá no era de esas que solían burlarse de la desgracia ajena.
Definitivamente, esa recepcionista era nueva. Nunca la había visto antes en el café y eso en sí constituía una mala señal para Dania.

- Me están esperando...Si es tan amable de permitirme entrar...
- Claro que sí - contestó la recepcionista - Reconoce a su acompañante en alguna mesa?

Dania tardó medio segundo en localizarlo. Se encontraba a tres mesas de distancia y totalmente absorto en su bebida. Jordan no se había percatado de que ya había llegado...o quizá le daba igual.

martes, 2 de abril de 2013

Kolominoides


Él estaba bastante ebrio, con la mejilla sobre la plana superficie de la mesa, pero igual los escuchaba departir y discutir sobre cualquier trivialidad que se les ocurría. El alto y de barbilla deformada decía que ya no hacían poemas como los que a él le gustaban; el Filipino con acento inglés y gruesos bigotes rubios contestaba que el último libro de poesía que había adquirido era una basura, con excepción de unos versillos que hablaban sobre los curiosos Kolominoides.
¿Qué era eso?, preguntaban, mientras a él le importaban un bledo. Lo único que quería realmente era que lo llevaran a casa o al mingitorio más cercano para deshacerse decorosamente de todo lo que pugnaba por abandonar su cuerpo.
Cada vez que sus párpados comenzaban a cerrarse, algún voluntarioso y acomedido le propinaba un codazo en su costado, generando con ello risas y más sacudidas de las que normalmente aceptaría en una situación como en la que estaba. Él abría los ojos de nuevo e irremediablemente escuchaba una nueva alegata de parte de sus carismáticos compañeros.

domingo, 24 de marzo de 2013

39 - Parte 2


- Señor Luna, comprendo y recojo su testimonio del caso que nos acaba de relatar, sobre lo acontecido con Patricia Hernández. Me ha dejado con varias inquietudes; sobre todo teniendo otros 37 desafortunados incidentes; muy diferentes entre sí, todos ellos...Por la manera en que se dieron.
- ¿Eso quiere decir que me hará relatarle los 38 "incidentes", como usted les llama?...No olvide que ya le conté sobre uno; el primero.
- No es necesario repasarlos todos. Sólo algunos más; para formarme una mejor opinión sobre su condición. Debo decirle que hasta el momento, sus respuestas me han parecido bastante lúcidas. Parece ser un individuo en control de sus actos...Y emociones. Por lo menos hasta ahora.
- Es que usted no sabe lo que es ser "yo mismo". Yo debería estar hablando con un sacerdote, y no con usted, Alvarez...Pero bueno, esa es una opción que ya intenté en el pasado, sin grandes resultados, debo decir.
- Podríamos hablar sobre el caso de...Natalia León? Ella fue la segunda. ¿La recuerda?, ¿tendría algún inconveniente en que platiquemos sobre ello?
- No, ningún inconveniente. Quizá después de este caso, pueda al menos darme el beneficio de la duda.
- Dígame, ¿cómo la conoció a ella?

viernes, 15 de marzo de 2013

La Bebida de los Hombres - Parte 1



"Tomen y beban todos de Él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto, en conmemoración mía"...Acababa de decir el Padre Augusto mientras sostenía la reluciente copa dorada por encima de él y en dirección a sus feligreses.

La parroquia se encontraba casi atiborrada de ellos. Una concurrencia muy nutrida para ser la misa de las 8 de la mañana, en la que casi siempre sólo la mitad de las bancas eran ocupadas por los creyentes del pueblo.
Pese a la numerosa multitud, alcanzó a distinguir que Él se encontraba sentado en las primeras butacas, como siempre, desde los últimos 5 o 6 Domingos...Ese desconocido de barba larga y vestimenta humilde, sobre el cual nadie le había podido dar razón.

Era en sí raro porque él permanecía sentado siempre. La gente se levantaba cuando era momento de hacerlo; se arrodillaba...Como en ese momento, en que ofrecía o presentaba la carne y la sangre de Cristo...Pero él no. Siempre se encontraba sentado. ¿Tendría algún impedimento físico?...¿Y cómo era que desaparecía justo al terminar la celebración?...En un par de ocasiones, el Padre Augusto había tratado de seguirlo, pero lo perdía al instante. No, ese sujeto podía caminar, y lo hacía muy rápido...


lunes, 11 de marzo de 2013

39 - Parte 1

- Licenciado Alvarez. Me habían contado que vendría a verme, pero no pensé que fuera tan pronto. Supongo que deben de tener alguna prisa para emitir la sentencia.
- Señor Luna. Un placer...¿Cómo lo han tratado?
- Pues...No me dejan salir...Fuera de eso, creo que han muy sido decentes. Hasta ahora.
- Entiendo. Señor Luna, leí su perfil y estoy al tanto de todos los detalles. Sé que sus abogados han alegado...perdón. Han "expresado" que usted padece lo que comúnmente se conoce como "enfermedad de Pick". Un tipo de demencia...
- Sí, me dicen que así se le llama. Y usted ha venido a confirmarlo...o a negarlo, me imagino.
- El Estado me contrató, Señor Luna. Digamos que trataré de entenderlo y...
- Tratará...¿Pero podrá?
- Pondré todos mis recursos y mi experiencia en ello, Señor Luna. Espero contar con su ayuda, por supuesto.
- Claro.

La fría luz por encima de sus cabezas bañaba los rostros y perfilaba los contornos y facciones de ambos sujetos. Andrés Luna aguardaba paciente y correctamente sentado en un extremo de la mesa metálica; mientras que en el otro, el Licenciado Leonel Alvarez acomodaba ordenadamente sus herramientas de trabajo: un bloc de notas (aparentemente nuevo y en blanco), tres lápices, una goma para borrar y un manojo de carpetas que en teoría, contenían información sobre Luna.

jueves, 28 de febrero de 2013

Tan sólo niños


Ellos tan sólo son niños...
Caritas redondas y pelos mal peinados que te miran desde abajo y tratan de entender cómo funciona todo;
manitas suplicantes y amenazantes a veces...Pero, en su propio y divertido estilo.

Que sus tiernos ojos no te vean desfallecer jamás,
que no les falte una caricia y un beso protector por las noches,
pues su mundo perfecto debe mantenerse el máximo tiempo posible, nosotros lo sabemos...

Que no crecieran tan rápido es lo que muchas veces desearíamos...Y escuchar cómo juega el valiente caballero sobre su blanco corcel,
derrotar a los dragones de dos cabezas o salvar al mundo por vigésima vez contra una desconocida raza alienígena...
Sentarte al lado de tu princesa y cocinar esas galletitas duras de sabor artificial que tanto nos gustan.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Víctima de las Circunstancias


Fede apuró su Café y empacó el sandwich que su esposa le había preparado. Estaba retrasado, lo sabía...Pero también pensaba que el Licenciado Oropeza no sería tan puntual como le había prometido. No era que estuviera confiado, sino más bien estúpidamente esperanzado en factores o circunstancias que no dependían de él en absoluto; después de todo, el mundo de las benditas excusas era tan vasto y extenso.

5 minutos después, se encontraba inmerso en las congestionadas y reducidas vialidades de la ciudad, y mientras se escurría por aquellas calles estrechas, escuchaba extasiado el último disco de banda que había comprado y de vez en cuando, "tuiteaba" cualquier tontería que le venía a la mente.
No sabía por qué pero uno de los hashtags más populares de la mañana trataba de incomodar al partido al cual pertenecía. Y no es que le hirviera la sangre siempre que se metían con su partido o con su gente...Era algo más bien bochornoso, que prefería olvidar la mayoría de las veces.
Quitado de la pena, cantó en voz alta la última estrofa de la canción, imaginando para sus adentros esos sentimientos tan fuertes y "llegadores" a los cuales se hacía referencia en la música. No obstante, los pitidos de las decenas de carros que tenía atrás de él, lo devolvieron a la realidad para que pudiera avanzar los dos metros que ya tenía libres adelante.

lunes, 11 de febrero de 2013

Reflejos que transforman


Era en la tercer colina, pasando el Valle de los Largos Suspiros y antes de llegar a la Cascada de Aguamiel. Allí era donde vivía Hugo Cienflores, que también tenía cien flores parlantes y cien perros falderos...Sólo que estos no hablaban en absoluto y tampoco se apellidaba Cienperros, no...Sólo Cienflores.
Pero Hugo tenía una característica mucho más especial que su mero nombre. Era flaco, flaco; extremadamente flaco...Y se decía que tenía el mismo peso que unas simples hojas de papel, aunque claro, nunca nadie se había puesto a comprobarlo pues era más bien raro verlo en el pueblo...O en alguna parte. Quizá, producto de su delgadez extrema es que fuera tan poco visible para los demás.

Hugo no tenía caballo, ni carro de mulas que lo llevara (a donde fuera que éste iba). Cuando tenía la necesidad de ir a algún sitio, simplemente se dejaba llevar por las ventiscas y las rafagas de aire; era una cosa que no te explicabas del todo pero que como todo mundo en ese apartado pueblo, terminabas por aceptarlo y hacerte a la idea de que en un momento dado, podías ver al buen Hugo volando de aquí a allá...Siendo arrastrado por el caprichoso viento y sin ningún destino en concreto. Claro, eso si de entrada lo podías ver.

jueves, 31 de enero de 2013

De Lobos, Gatos y otras Sutilezas


En cierta noche estival, estaban Efren y su mejor amigo conocido como el "Chufas", disfrutando de una desabrida y fría lata de atún, sentados ambos en su destartalado basurero; soñando cada cual por su lado en cómo sería el día de mañana en sus austeras y segregadas vidas en los márgenes de la indigencia.
En el suelo, un puñado de papeles y cartones de distintas procedencias y características ardían y se consumían rápidamente. Pequeñas partículas de luz se elevaban de forma errática desde el modesto fuego hacia la oscuridad que reinaba sobre sus cabezas despeinadas. Era un rudimentario fenómeno físico que les entretenía medianamente; como el de la música aplacando a las bestias...De manera semejante, las diminutas lenguas de fuego que subían perezosamente para extinguirse en el vacío constituían una distracción hipnótica...mientras hubiera algo que masticar entre los dientes amarillos que aún restaban en sus bocas deformes.

El Chufas tenía a su costado derecho una botellita de plástico con gasolina, que usaba de vez en cuando para avivar el fuego que calentaba a ambos; así como una misteriosa cajita envuelta para regalo...Sobre la que no le había platicado nada a Efren. ¿Por qué no la había notado antes?
El atún se había acabado y Efren sintió la imperiosa necesidad de romper el silencio que se había impuesto entre ambos desde hacía ya varios minutos. La curiosidad que sentía sobre la misteriosa cajita era semejante a la sensación de poseer un cuerpo extraño y amorfo creciendo en su estomago y pugnando al mismo tiempo por salir a través de su garganta y boca; simplemente no se podía aguantar las ganas de preguntarle.

martes, 29 de enero de 2013

Segundo Uso



Ernesto tenía esa incómoda sensación de haber olvidado algo cuando se encontraba ya a 500 metros de su casa. Por ello hizo un alto y comenzó a re-buscar en su maletín para confirmar que tenía todo consigo.
Celular, computadora portátil, cuadernillo de notas, lápices y bolígrafos de gel...Todo en su lugar. ¿Pero por qué tenía ese gusto amargo en la boca?...Algo no iba bien, lo sabía...Comenzó a repasar mentalmente la agenda del día y recordó la revisión de los avances del proyecto con los gerentes. Debía de llevar la impresión del informe en el folder color naranja, pero...¿dónde estaba ese folder naranja? No parecía llevarlo en el maletín. No estaba en el auto y en definitiva, no lo llevaba con él...Tenía que regresar a casa.

viernes, 25 de enero de 2013

Que se mueran los gandallas


Eloy y yo siempre fuimos muy buenos amigos; los mejores...Hasta esa tarde que jamás olvidaré, cuando teníamos 12 años y las blancas aunque insípidas ilusiones se vinieron abajo; sepultándose como fardos pesados en el lecho marino, a kilómetros y kilómetros de la superficie de la inocencia que por entonces compartíamos mi amigo y yo.
Pero permítanme contarles sobre esa tarde, o mejor dicho, sobre mi multifacético amigo Eloy.

Eloy siempre fue el creativo de los dos; siempre se le ocurría algo original o se encontraba inventando aparatos o dispositivos bastante inverosímiles...Que no servían para nada, claro está, pero yo nunca se lo echaba en cara o le recriminaba nada de lo que hacía. Me parecía por lo menos divertido, y tenía la cándida esperanza de que quizá algún día pudiéramos inventar algo que realmente valiera la pena; algo que pusiera nuestros nombres por lo menos en el periodiquillo comunitario. Claro, yo como su ayudante o publirelacionista oficial recibiría algo del crédito, no?...Digo, era lo justo. Nadie más le hacía caso en la escuela...Nadie más le ofrecía la mitad de su torta a la hora del recreo. Eso era parte de mi inversión en el tipo.

miércoles, 16 de enero de 2013

El Monstruoso Troll


Fue en el receso entre las clases de Ciencias Naturales y Matemáticas que decidí abordar a José Abraham Domínguez Peña...
Iba preparado para una rotunda negativa, como era de esperarse, pero si de sorpresas hablaramos, José Abraham es el maestro de todas ellas,
y yo el ingenuo por excelencia que se creía todo; admirador de la virtud de aquellos altos mentirosos de lenguas ágiles y mordaces...

- ¿Puedo ver tu dibujo? - Le dije.
- Claro, por qué no...Miralo.

José Abraham abrió su cuadernillo de hojas blancas sin espiral, mostrándome la última y secreta de sus creaciones; los trazos a lápiz eran rápidos pero finamente llevados por la mano de un experto en fantasía; un maestro de la mentira colectiva...Todo ese pelambre enredado; la enormidad de sus extremidades y lo pronunciado de sus dientes, me hacían pensar en lo que José Abraham pensaba esa mañana, temprano...durante la clase de Español.


 * Ilustración de Peter Amland

- ¿Qué es exactamente? - Le pregunté.
- Exactamente no es nada, ¿sabes? Cualquiera pudiera tener una interpretación distinta a la mía. Lo que para ti puede parecer como un mono, para otro pudiera ser un extraño hipie de pelo largo. No crees?
- Para mi no es ningún mono, o bueno, no fue lo primero que pensé.
- ¿Y qué fue lo primero que pensaste?
- Bueno, a decir verdad...Aún sigo pensando en lo que es. No estoy totalmente decidido. Creo haber visto uno de esos en alguna película, alguna vez.
- ¿Oh sí?, ¿en qué película lo viste? - Quiso saber un animado José Abraham.