miércoles, 10 de abril de 2013

El Reloj que no daba las 6


Pasaban de las 5 de la tarde pero a ella le parecían más bien las 9 de la noche. La tormenta cerrada azotaba de forma cruel a la ciudad y oscurecía las calles pobremente transitadas. Se podía decir que la visibilidad era nula y las débiles y apagadas luminarias apenas constituían una pobre referencia de las avenidas, comercios y viviendas alrededor de ella.
Como fuera, a Dania no le importaba demasiado el mojarse "un poco".
A pesar de que su grueso impermeable la protegía hasta cierto punto, poca cosa podía hacer contra el agua que de repente le llegaba por los costados, al combinarse el frío chaparral con vientos moderadamente rápidos provenientes a veces de su izquierda, a veces de su derecha, tan cambiantes como su estado de ánimo últimamente.
Tenía frío en sus piernas semi-descubiertas y el rostro empapado, pero su determinación era tal que todo lo demás le importaba poco menos que un cacahuate tirado en el sucio piso de concreto mojado.

Reconoció las grandes y desgastadas letras de neón, brillando a través de la cortina de agua que cubría todo. Apuró el paso y al minuto se encontraba en el vestíbulo, chorreando litros de agua, ante la mirada desangelada de la recepcionista del café...A quién parecía que nada le devolvería el buen humor que supuestamente debía tener al recibir a un cliente, ni siquiera ante la imagen desventurada (y empapada) de la recién llegada. Aunque quizá no era de esas que solían burlarse de la desgracia ajena.
Definitivamente, esa recepcionista era nueva. Nunca la había visto antes en el café y eso en sí constituía una mala señal para Dania.

- Me están esperando...Si es tan amable de permitirme entrar...
- Claro que sí - contestó la recepcionista - Reconoce a su acompañante en alguna mesa?

Dania tardó medio segundo en localizarlo. Se encontraba a tres mesas de distancia y totalmente absorto en su bebida. Jordan no se había percatado de que ya había llegado...o quizá le daba igual.


- Es el tipo que está allá...Me podría servir un café cargado, bien caliente, por favor?
- Con mucho gusto...Me permite su impermeable?, me temo que se encuentra bastante empapado y no queremos que alguien se...resbale, verdad?
- Sí, por supuesto que no queremos tal desgracia...Aquí tiene.

Demasiado atenta...Demasiado servicial. Nada bueno, se dijo a sí misma.

Las luces del lugar titilaron por medio segundo, como todas aquellas veces en que...Bueno, no estaba segura. Pero en principio para ella eran más malas señales a sumar a la cuenta...Recorrió el lugar con la mirada y tomó nota mental de los demás clientes que se encontraban ahí esa noche. Sólo uno que otro la había visto entrar o se había dignado en voltear siquiera. Mejor así...Pensaba ella, mientras se frotaba las manos y se secaba la cara con un pañuelo seco que sacó de su bolso.
En pocos pasos, llegó hasta donde se encontraba su amigo.

- ¿Tienes mucho que...?
- No pensé que te demorarías tanto, aunque te comprendo - Soltó su interlocutor - Esta tormenta puede cambiarle los planes a cualquiera. Y no te recomiendo el café. Como que hoy alguien está reemplazando al tipo que regularmente prepara las bebidas, y...no lo hace tan bien, la verdad.
- ¿Sí?, bueno. No importa...¿Qué hay de mi encargo?, ¿encontraste algún dato interesante sobre?...
- ¿Tu reloj? Sí y no. Quiero decir, el único dato interesante (y un poco perturbador, si me apuras) es que no pude dar con el fabricante; por ninguna parte. No hay grabados, no hay marcas ni etiquetas en algún sitio...Por lo tanto, dar con el creador de tan peculiar aparatito resulta en sí misma como una tarea descomunal. Tal vez sería bueno comenzar a hacerle preguntas a tu Abuela.
- Eso no será posible...Me temo... 
- ¿Cómo que no será posible?
- Murió anoche.

Dania estudió la reacción de su amigo durante unos instantes. No esperaba que la noticia le impactara demasiado, ya que después de todo, el parentezco era muy lejano. Tan distante que en ocasiones era dudoso seguir rastreando a través de las líneas de sucesión que el mismo Jordan había trazado no con pocos esfuerzos. A veces, el rastro se perdía entre tíos y tías que se habían ido añadiendo a la familia, pero que luego no dejaban descendencia, o bien, morían a edad muy temprana y cortaban de tajo las frágiles ramitas del mítico árbol de la familia Crown.
Fuese como fuese, él se sentía parte de la familia; aunque jamás visitara a nadie; aunque siempre fuera invitado en las navidades (por parte de Dania), pero nunca hiciera acto de presencia...La Abuela le mandaba saludos de vez en cuando, y Dania se los transmitía invariablemente...Si se acordaba.
Él era muy bueno con la investigación. Siempre había sido indispensable en muchos de los casos que llegaban a la puerta de su despacho. Muy pocas veces topaba con pared; con algo que le impidiera seguir adelante con el caso en cuestión...Y ésta, al parecer era una de esas pocas veces.
Un incomodo silencio se hizo entre ellos. Jordan desvió la mirada hacia la ventana más próxima. Cientos de gotitas golpeaban con furia el cristal, como si la insistente lluvia hiciese su máximo esfuerzo por alcanzarlos y mojarlos, pero los cristales del lugar les frustraran aquellas perversas intenciones.

- Abrí el reloj - El chico soltó de repente - Mis modestos conocimientos en relojería no me dan pie a...suponer que se trata de una falla. Es como si estuviera diseñado para funcionar de esa forma. Tú sabes...
- Maldición. Contaba con que encontraras algo en ese estúpido reloj - replicó Dania. Había esperado demasiado, se lamentaba.
- Toma. Supongo que lo querrás de vuelta - Jordan sacó un envoltorio de su mochila y se lo extendió a Dania, quien presurosamente lo rechazó y aleteando con ambas manos le dijo...
- No, no...Creo que de momento sería bueno que tú lo tuvieras; Me gustaría que alguien más lo revisara...Un experto, sin menospreciar el trabajo que ya has hecho, por supuesto. Sé que no es tu especialidad. ¿Qué hora es?...Pero no veas ese reloj, usa el tuyo!
- Son las cinco con cuarenta minutos.
- Ok. Tal vez sea mejor de que yo me vaya. Más tarde tendré que darme una vuelta por la casa de la Abuela, aunque no creas que tengo muchas ganas de hacerlo. Cancela mi café, por favor...

Salir del café tan pronto no era una opción que le entusiasmase demasiado, pero el estar tan cerca de ese objeto en cuestión...Le traía demasiada intranquilidad; tanto más luego de haber escuchado que su amigo no había sido capaz de desentrañar el misterio. Sabía que su miedo era irracional en más de un sentido, pero las cosas que habían acontecido en las últimas semanas no le ayudaban precisamente a sentirse mejor.
Ya se había levantado y se disponía a irse, cuando una mano se aferró a su muñeca, impidiendo la pronta partida.

- Espera, espera. No te vayas aún! Tengo muchas preguntas por hacerte. Prácticamente acabas de llegar, y yo llevo aquí esperándote más de una hora. Por favor, Dany...Me debes por lo menos algunos minutos y muchas explicaciones...Y trata de relajarte, ¿quieres?...Todavía piensas que alguien o algo te persigue a donde quiera que vayas?

20 minutos para...Su intuición comenzaba a mandarle señales. Pensó en que debió de haber agendado el encuentro por la mañana y no a esta hora. ¿Por qué diantres lo había hecho?...Sin duda no lo había meditado bien.
"Le debo muchas explicaciones", pensó...Sus encargos de los últimos días habían sido los más raros e inverosímiles que le había dado desde siempre.
¿Dónde estaba ahora la determinación con la que se había sentido minutos antes?...Bueno, ciertamente había esperado que Jordan hubiera hecho algún progreso con lo del reloj, pero...¿Era esa la verdadera razón que la apuraba a marcharse?
Un tanto resignada a quedarse, comenzó a sentarse mientras volvía a echar una rápida mirada alrededor.
Una mesera se aproximaba a ellos, seguramente con el café que había encargado. Unos tipos discutían alegremente en la barra, palmeándose efusiva y mutuamente en la espalda; una pareja, más allá, se dedicaba a comer en silencio. Tenían la mirada clavada en la mesa y en lo que fuera que estuvieran comiendo; a ella le parecía que curiosamente se movían a la mitad de la velocidad que cualquier persona "normal". Y había otro sujeto, de espaldas...sentado a dos mesas de ellos. No podía distinguirle el rostro naturalmente. Llevaba una gruesa chamarra oscura. Era lo único que podía reconocer.

- ¿Qué sucede, Dany?...¿Por qué te comportas de este modo? ¿Es por el reloj?...Mira, seguramente se trata de un reloj raro con un defecto de fabricación probablemente, pero te aseguro que no tiene nada que ver con...
- No!, yo te aseguro que todo tiene que ver. Mira...Son demasiadas cosas; demasiadas como para que me impidan notar una especie de...situación rara, en la que yo estoy involucrada siempre. Todavía no logro ver el por qué, pero definitivamente algo pasa todos los días, todo el tiempo, a mi alrededor.
- ¿Y piensas que alguien te está acosando?, ¿que alguien está jugando contigo?...Será alguno de los tipos con los que nos hemos metido en el pasado?
- ¿Disculpe, Señorita. Le dejo su café?...¿Se le ofrece algo más?
- No, gracias. Es todo para mi. ¿Tú quieres algo más, Jordan?
- No, paso...Gracias.

La mesera depositó con delicadeza el café cerca de Dania y dejó los complementos de rigor (leche y azúcar), junto con una inmaculada servilleta blanca. Y sin decir nada más, se retiró dejando a la pareja en silencio.
Dania había alcanzado a ver que el otro objeto que llevaba la mesera en la bandeja era una especie de recipiente con algunas piezas de pan dulce...¿Le apetecía probar alguno?

- Jordan, podrías levantar la vista del trasero de esa chica y poner atención a lo que te voy a decir?
- Sí, disculpa...
- Antes que cualquier otra cosa, guarda ese reloj, quieres?...Me pone los pelos de punta. Y sí, ya sé que no me veo precisamente muy racional que digamos, pero llámalo intuición femenina si quieres. Todo esto comenzó cuando noté eso que...eso que hace el reloj!
- Bien, bien...Ya está, de vuelta a la mochila. Aunque no comprendo cómo es que guardándolo aquí vaya a poder evitar cualquier cosa que haga, si es que hace algo, claro.
- Ya sé que es bastante ridículo, pero mira, no tengo todas las respuestas conmigo. Se suponía que tú eres mi mano derecha en el tema de los misterios y de las cosas ocultas. A como van las cosas, tal vez deba comenzar a visitar a mediums o a que una gitana me lea el café. No olvides, por favor, llevar el reloj con un experto.
- Sí, puedo hacer eso...Pero no has contestado mi pregunta: ¿quién te está siguiendo?
- No sé si alguien...A veces siento como si fuera más bien "algo". ¿Recuerdas hace 15 días que trabajaba en lo de los Truman, en una cafetería a las afueras de la ciudad?...Llevaba un buen rato ahí y justo antes de levantarme para irme a casa...Un tipo se desvaneció y cayó sin vida al suelo. Se encontraba sólo y a unas tres mesas de donde estaba...Luego, como a los dos días me enteré que no encontraron la causa de la muerte de esa persona. Era un tipo aparentemente sano, común y corriente. Las autoridades comenzaron a investigar la comida del lugar y hacer preguntas a los empleados. Me lo contó Matty.
- ¿Y?
- Tres días más tarde, estaba haciendo las compras en el supermercado y me llamaste, recuerdas?...Sí, me imagino que no. Pues no te conté lo que pasó después. Al minuto de colgar contigo, un chico que estaba a mis espaldas se desvaneció también. Cayó muerto, y según dijeron los paramédicos...Las causas de la muerte tampoco fueron nada claras. Salió en el diario local, pero apenas sí le dedicaron unas cuantas líneas a la noticia. No era alguien muy importante...Sólo un estudiante universitario. Si la familia no hubiera hecho escándalo ni siquiera hubiera aparecido en el diario, pero...
- ¿Por qué no me contaste todo esto, de las muertes?
- Espera, que no he terminado. Dos muertes similares en unos días...No es como para preocuparse, pero...

El sonido de un fuerte relámpago inundó el lugar e interrumpió lo que Dania estaba a punto de decir.
En ese momento, una pareja entraba a trompicones en el café; empapados al igual que Dania al principio, sólo que estos se siguieron de filo e ignoraron a la chica de recepción, lo cual le pareció un tanto cómico. Allí estaba la pobre con la boca abierta y con las manos suspendidas en el aire...Como sosteniendo un objeto de naturaleza invisible; aunque más bien era porque había intentado hablar con los recién llegados y estos la habían ignorado olímpicamente.
Fueron a parar hasta uno de los rincones del café, y prácticamente todo mundo se había dado cuenta de la escandalosa entrada...Ella parecía ligeramente molesta con él.

Aprovechó la pausa para sorber un poco de su café, el cual sí estaba realmente caliente. Sintió una onda expansiva y rápida que comenzó en su lengua y que reptó bajando por su garganta hasta el estómago. Si el infierno comenzaba a manifestarse en su vida, el café le iba a ayudar a ponerse a "tono" con ello.

- Te dije que el café apestaba...
- N-no es el sabor. Es que está bastante caliente!
- Bueno, ¿qué más te sucedió?...Como sea, sigo sin creer que me hayas ocultado todo eso.
- No lo hice a propósito. A decir verdad, tenía muchas dudas incluso sobre venir aquí y contártelo. Me parece bastante irracional...Pero eso no ha impedido que las cosas raras dejen de suceder. En fin...Luego de eso, mi abuela me llamó...Y me dió ese inútil reloj.
- Lo cual nos comprueba que el reloj no tiene que ver en nada con las muertes, porque sucedieron antes de que lo tuvieras.
- No exactamente...Qué hora es?
- Son las cinco con cincuenta. No me digas que...
- Espera y...con un poco de mala suerte, algo sucederá.
- ¿Te sucedió algo más, luego de que tu abuela te diera ese reloj?
- Al día siguiente, al salir de la oficina, esperaba el metro en la estación. Había poca gente...Creo que no demoró mucho en llegar, de manera que cuando lo hizo todos lo abordamos de inmediato, menos un chico que había estado sentado en el piso y recargado en la pared. Lo vi y pensé que seguramente iba a esperar a alguien más...o que probablemente se había quedado dormido, ya que no se le veía el rostro; tenía la cabeza hacia abajo. En ese instante, las luces comenzaron a fallar, y todo mundo comenzó a maldecir su suerte. Pensamos que el servicio se iba a interrumpir, ¿sabes?, pero la cosa duró sólo unos instantes. Cuando volví la vista hacia afuera del vagón, las luces ya se habían restablecido y el beep tradicional que anuncia la cerradura de las puertas comenzaba a sonar...El chico "dormido" cruzaba la puerta y subía con nosotros al metro. Yo iba de pie, pues no había asientos disponibles, obviamente. Y él se ubicó atrás de mi, aunque no me di cuenta en dónde exactamente.
- ¿Y qué ocurrió?
- Luego de seis estaciones, yo pude sentarme y quedé en un ángulo que me permitía cubrir la mayor parte del vagón, que a esas alturas ya se había vaciado bastante. Ya solamente quedaba una persona en pie, si no mal recuerdo, aunque todos los asientos estaban ocupados en ese instante...El metro se puso en marcha y miré hacia mi izquierda; un tipo entrado en años se había quedado dormido y comenzaba a roncar estrepitosamente. A su lado estaba el chico que se había subido al último; en la estación en la que me subí también...Y me estaba mirando; tenía su vista fija en mi. Sin embargo, su expresión era como...ausente; como cuando ves algo pero no le prestas atención; como cuando no ves (o no quieres ver) lo que tienes justo delante de ti y que pareciera que lo que deseas enfocar es el fondo, lo que hay más allá. Así me veía ese sujeto.
- ¿Le dijiste algo?...
- No. En la siguiente estación se bajó una señora, justo en frente de mi. Decidí cambiarme a ese lugar...Conté tres minutos exactamente, y al término de ellos miré de nuevo hacia donde estaba el sujeto. No fue tanto como una sorpresa, porque una parte de mi lo temía. Fue más bien eso: la confirmación de mis temores; el tipo seguía mirándome fijamente, luego de haberme movido de lugar. Ahora estaba segura que iba a por mi!...Mi alarma de supervivencia se activó a todo lo que daba, pero la muy estúpida no me brindaba opciones...
- Diablos, me hubieras llamado...
- Jordan!...Hay "n" opciones a las cuales puedes recurrir, en un caso así. Lo sé muy bien. El problema es cuando no tienes el control emocional suficiente...O cuando el pánico te cierra el mundo y te impide reaccionar con coherencia, como sabes que me pasa a mi siempre que me veo en apuros...En fin, luego de darle vueltas y vueltas, tomé la decisión de salir de ahí si alguien más se bajaba, en la próxima estación. El tipo no me quitaba la vista, pese a que yo ya lo había descubierto...Seguía estando como "ido", tal vez imaginando qué haría conmigo una vez se hubiera decidido.
- Era más bien un tipo pervertido, ¿no?...Sabes que abundan en la ciudad, y sin embargo te resistes a comprarte un auto!
- Déjame continuar. Finalmente me bajé luego de tres estaciones, pese a que me encontraba a una más para llegar a la mía. En cuanto vi que una pareja de chicos se levantó, yo lo hice también junto con ellos. Tenía los nervios de punta mientras caminaba fuera del vagón. Salí rapidamente pero me giré en seco para comprobar dónde estaba el tipo...Las puertas se cerraron y el metro comenzó a moverse. Por las ventanas pude ver que seguía sentado en el mismo sitio pero me seguía con la mirada mientras él se alejaba. Tenía la boca totalmente abierta, como si fuera a decirme algo pero...Al final no se hubiera atrevido.
- Se quedó a un paso de pedir tu número de teléfono!
- Sí, sí...muy gracioso, ¿no?!...Lo sería si no fuera por lo que investigué a continuación.
- ¿Qué sucedió?
- Reporté al tipo como sospechoso ante la policía, y le dí seguimiento durante horas, ya desde mi casa...Cuando el metro llegó a su base, lo abordaron unos agentes. Encontraron muerto al anciano que estaba sentado a su lado. Tenía una daga clavada en el pecho y había señales o indicios de forcejeo. El "sospechoso" también estaba muerto. Yacía tirado en el piso boca abajo, sin ninguna herida.
- Extraño...¿Y hubo testigos?
- No...Todo parece indicar que el vagón prácticamente se vació una estación antes de llegar a la base. Desgraciadamente no hubo cámara alguna que registrara lo que pasó a partir de entonces. La policía no encontró más testigos, o nadie más se molestó en reportar lo que pasó.
- De modo que el sujeto asesinó al anciano en el trayecto de la última estación a la base...¿Por qué haría algo así?
- No, no lo hizo.
- ¿Qué?
- Las únicas huellas encontradas en la daga correspondían al anciano mismo.
- Pero...No tiene sentido!...¿Suicidio?...No, quizá el sujeto obligó al anciano a matarse a si mismo.
- Tal vez...Las investigaciones continúan aún, pero hasta donde sé, no se sabe la procedencia del sujeto. Se tiene la teoría de que es un ilegal en el país. No llevaba ninguna clase de identificación o documento personal.
- Cielos!, esto queda fuera de los tipos de casos que investigamos usualmente, Dany...
- Lo sé, lo sé...

Esta vez, Dania no le pidió la hora a su amigo. Parecía presentirlo; era una especie de punzada ya conocida, aunque no por eso menos indeseable.
Sacó su celular de su bolso y corroboró la hora...Trató de pasar un poco de saliva pero no le fue posible. Le parecía un tanto surrealista que tuviera la boca seca mientras que afuera del café las cosas escurrían litros de agua.
Instintivamente miró en todas direcciones, como repasando el inventario que había hecho de personas y cosas.
Los amigos felices seguían ahí, pero ahora conversaban con el tipo que atendía detrás de la barra; los lentos tenían sus vasos y platos vacíos y miraban distraídamente hacia la tormenta en el exterior; la mesera platicaba con los últimos que habían llegado a la parca fiesta, y Jordan...sólo movía los labios lentamente. No podía entender lo que le decía; estaba más bien concentrada en lo que sucedía a espaldas de él: el tipo de la chamarra oscura se había levantado, vuelto hacia ellos y ahora caminaba arrastrando sus pasos en su dirección.
Los siguientes instantes los vió en cámara lenta; los destellos de luz provenientes de la tormenta iluminaban parte del rostro del sujeto; su boca abriéndose para decirle algo que definitivamente no le llegaba a los oídos; su brazo derecho levantándose poco a poco; su mano empuñando un arma de fuego resplandesciente, y ella empujando a Jordan a un lado...Si ella misma dijo algo, tampoco lo supo, aunque tenía la impresión de que estaba gritando algo, lo cual no llegó a sus oídos de la misma forma que el sonido ensordecedor del disparo; eso lo escuchó demasiado bien.
Un velo de profunda oscuridad cubrió sus ojos y ella...Solamente se sintió caer, cada vez más rápido, hacia un destino totalmente desconocido. No supo decir si tocó fondo alguna vez, o si simplemente...se quedó eternamente en un ciclo infinito del pensamiento, sintiéndose caer y caer.

Minutos más tarde, un aturdido Jordan aún se encontraba sentado en el suelo...Incapaz de saber cuánto tiempo había transcurrido. Sintió que alguien lo sacudía y que una especie de tenaza lo sujetaba de la mandíbula.
Una luz aparecía delante de él, suspendida en la oscuridad. Escuchaba voces pero éstas eran indefinidas o no alcanzaba a entender lo que decían. Era cómo estar bajo un interrogatorio con espías soviéticos..."No, él no sabía de qué hablaba el camarada...No, nunca le había faltado el respeto a la madre Rusia o a Stalin"!

Todo comenzó a cobrar sentido de forma gradual; las palabras dejaron de agolparse en su cabeza y la luz que veía provenía de una lamparita que portaba uno de los paramédicos. Lo estaban reanimando!, ahora entendía todo...Mentira...Si entendía algo, esto debía de ser una ínfima parte de lo que había ocurrido.

- Richard, el sujeto ya está volviendo en sí...Examina esta herida en la cabeza, ¿quieres?
- Necesito esas vendas, ¿puedes pasármelas?
- Amigo!, ¿me escuchas?...No te muevas, ¿ok? Necesitamos revisarte una herida en la cabeza...Rich, ¿ya subieron a la chica?
- Ya...En la 03. Están por irse.
- ¿Qué quieres, amigo?...¿Eso de ahí?...¿Es tuyo? Déjame ver...
- Ok, no pasa nada. Sobrevivirá...Central!, preparen la 10-42 en 15...Phill, ¿puedes hacerte cargo?
- Claro...Ve para allá...¿Quieres esto, amigo?...qué es?...Déjame pasártelo.

El paramédico dejó el brillante reloj de oro sobre la mano extendida de Jordan, pero por más esfuerzo que hacía, la mano no le respondía. Era un miembro inútil que colgaba de su cuerpo también inútil y maltrecho...Su cabeza...si tan sólo pudiera inclinarse un poco más; si tan sólo supiera qué había pasado...

- Perdóname, amigo. ¿Quieres verlo?, deja te lo muestro, ¿ok?...Parece ser que está en una pieza, mira...

Y tan pronto como lo vió, volvió a cerrar los ojos. Era lo único que podía hacer. Ninguna otra cosa; ninguna otra parte de su cuerpo le respondía. Al instante deseó que todo en él comenzara a fallar, como le sucedía al reloj...Cuyo minutero se había congelado un minuto antes de las 6. El tiempo se había detenido caprichosamente para el reloj de bolsillo, pero para los demás, los horrores continuaban sucediendo.

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