viernes, 21 de noviembre de 2014

Intergalactic Radio Station


El Señor Frixx lo tenía todo bajo control.

Su estación de radio orbital recorría el frío espacio a unos 103.4 Radianes (lo que en términos terrestres vendría siendo lo equivalente a unos 400 kilómetros por hora) y sus sensores y medidores parpadeaban alegremente alternando entre tonalidades verdes y amarillas.
La estrella binaria giraba imperturbable a las 500 y la sombra de la enorme Luna Zafiro todavía bañaba una buena parte del planetoide que albergaba a esa ruda y primitiva especie que tanto le desagradaba a él; y que sin embargo, eran los que fundamentalmente le ayudaban a pagar la pensión vitalicia de sus 300 hijos biológicos.

Los humanos...¿Cuando se llegaron a colar a este sistema?...Frixx no lo recordaba con exactitud, pero un viejo contrabandista que hacía viajes frecuentes a los linderos más lejanos de la nebulosa le dijo una vez que los humanos llevaban ya varios miles de ciclos entre los sistemas periféricos. Nadie sabía de dónde venían y cuando alguien les preguntaba se negaban rotundamente a contestar.


El eminente Phayan (Doctor) Ehl-Errgwundriter llegó a recolectar - de forma ilegal, por supuesto - a varios individuos humanos, para analizarlos y estudiarlos. Algunos de sus congéneres dijeron que incluso los había llegado a copiar (clonar), pero que las copias no lograban sobrevivir mucho tiempo luego de su creación. Era como si el código de esa raza estuviera protegido de alguna forma. Para el Señor Frixx todo eso era una total perdida de tiempo...Pero con el paso del tiempo, los humanos llegaron a llamar la atención, al incrementar de forma importante el número de individuos y al colonizar cada vez más sistemas.

El catálogo de emisiones sonoras del Señor Frixx era muy reconocido entonces, cuando los humanos colonizaron el planetoide más cercano a la binaria, y un contratista conocido les recomendó sus servicios. Con la emisión continua de sus segmentos sonoros, a lo largo de 36 Gundwovens (horas), iba a recibir una paga que duplicaba sus actuales comisiones en el gélido sistema N-35.
Y además, la proximidad de las estrellas gemelas le sentaba bien al estirado Frixx, quien después de todo, ahora podía tirarse algún tiempo en su plataforma y recibir la radiación de los soles de forma regulada de manera que calentara confortablemente todas y cada una de sus largas extremidades y su calva y reluciente cabeza. Todo ello le hacía soportable la poca convivencia que tenía que sostener con los humanos...Y claro, no olvidemos la paga; el único Dios - por así decirlo - a quien adoraba realmente el menudo Sr. Frixx.

Todo en la estación estaba funcionando como debería, y por ello, nuestro host radiofónico se disponía a tomar su dosis diaria de baño solar cuando una alerta de llamada entrante comenzó a sonar por uno de los canales del tablero...Hum...Y luego...otro "Hum". ¿Cuando había sido la última vez que alguien lo llamó?...¿Su Pristizza (la esposa en turno)? Imposible. La pensión estaba cubierta. ¿Algún molesto agente de la Comisión Galáctica Reguladora?
Frixx deslizó sus membranas por el tablero y pronto descubrió la procedencia de aquella llamada. ¡Imposible!...¡Provenía del planetoide!
¿Se habría quedado varado alguno de sus amigos traficantes?...Los humanos...Nunca lo llamaban. El único contacto con ellos se producía una vez cada Grundwrar (seis meses) y quien lo llamaba era ese tipo de nombre Freire, quien dicho sea de paso, no vivía en el Planetoide.

La llamada seguía ahí, presente mediante el tono insistente y el led ambar parpadeando ante uno de sus cuatro ojos...Se suponía que debía de tomar esa llamada. Creía haberlo leído en alguna estúpida clausula...¿Cuál sería la infracción de no hacerlo?...Pronto, el Señor Frixx se halló resignado y convencido de que nada podría echar a perder la promesa de aquel nuevo día, que si bien era idéntico a los últimos 3000, éste prometía por lo menos...por lo menos...¿Qué?

- Este es Frixx, ¿quién habla?...Más vale que sea importante! - Contestó en su mejor tono molesto.
- S-sí...
- ¿Quién es?
- S-soy Rosie...

Frixx espero impaciente lo que consideró una eternidad de Millens (segundos) a que su interlocutor definiera el motivo de su llamada...o que diera muestras tan siquiera de inteligencia. ¿No se suponía que estos humanos eran inteligentes, después de todo?

- ¿Y bien?...Vamos!, no tengo todo el día. ¿Vas a decirme por qué hablaste o no?...Denoto cierto tono...inmaduro en tus cuerdas vocales. ¿Cuál es tu edad?...¿Tus Individuos Protectores saben que has hablado?
- Bueno, verá...Yo no tengo Padres...
- Quisiera decirte que siento un poco de empatía por ti, pero Frixx no suele mentir a nadie, pequeña individuo Humano. No es personal...Pero dime, ¿para qué me has hablado?
- U-usted no suele recibir muchas llamadas allá, ¿verdad?
- Desafortunadamente, tampoco puedo regalarte uno de mis brillantes comentarios sarcásticos. Verás, estoy orbitando acá arriba de tu planetoide. Mis pequeños y preciosos momentos de radiación solar se están escapando rápidamente...Claro que no recibo muchas llamadas, ¿qué es lo que quieres?!
- Es que por eso le llamé...
- ¿Para qué?...No me has dicho por qué me llamaste!
- Lo llamé porque usted no recibe muchas llamadas...Pienso que ha de estar muy solo allá arriba.
- ¿Esto es...Como dicen ustedes?..."Serio"? A veces no entiendo del todo sus expresiones, pero tampoco es algo que me prive del sueño. ¿De verdad sólo me llamaste por eso?
- Sí, lo juro...
- Hum...Interesante.
- Y ya siente un poquito más de empatía por mi?
- No realmente.
- Y si le hablo otro día y luego otro día después?...
- Pequeña...¿Cómo te lo puedo explicar?...Tú y yo somos muy, muy distintos. Jamás pensaré como un humano, ni tendré esas débiles...Esas patéticas...Emociones!
- Bueno...Está bien. Adiós!
- Ey, ey...Espera!, así que...¿Eso es todo?
- Sí. Ajá...Ya lo distraje lo suficiente...Solamente, me haría un último favor?
- ¿De qué se trata?, a ver...
- No sé si tenga boca, y labios...y dientes...Pero si puede, me haría el favor de mantener una sonrisa?, aunque sea por unos minutos?
- ¿Minutos?, ¿sonrisa?...No sé a qué te refieres. Mejor vete ya. Adiós!
- Ok. Adiós!

El led ambar se había apagado, y luego de unos cuantos Millens, la sonorización se restableció dentro de la cabina de la estación: el conocido y familiar murmullo de lo cotidiano inundó la estancia y Frixx se quedó ahí, paralizado por un momento; asimilando - si se puede decir - la experiencia con la pequeña humana.
El encuentro había sido más que peculiar e inverosímil. Jamás lo hubiera pensado posible...Una anomalía. Y ahora se preguntaba si debía de cancelar o desactivar la recepción de llamadas.
Era algo sencillo; simplemente pulsar un botón y listo. No habría más interrupciones en lo sucesivo. Sólo el trabajo diario en su pequeño mundo giratorio y aquellos momentos de verdadero regocijo bajo la luz naranja de las gemelas.

"Tal vez en la siguiente rotación...", pensó, mientras se escabullía apresuradamente a la plataforma...¿Qué era una sonrisa?...Debía de investigarlo.

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