miércoles, 28 de enero de 2015

Nibiru


Todavía recuerdo aquel día; cuando la llovizna de la mañana y los posteriores e incipientes rayos del sol sacaron a la gente a las calles. El clima era estupendo y se notaba en el ánimo general de todo mundo.
Había un nutrido grupo de señoras haciendo el mandado y peleando las mejores verduras en el mercado de la 23 y Olson; todas las sillas de John McEnzie - el peluquero del barrio - estaban ocupadas y por lo que escuché, platicaban del partido de béisbol del día anterior; la Sra. Miller trabajaba afanosamente ordenando sus libros de pasta gruesa que vendería a precio de promoción. No pude evitar detenerme unos momentos ahí para ver si me llevaba algo; algún best-seller de hace 5 años todavía en buen estado...Sin embargo, un viejo libro de pasta color verde me llamó la atención. El título era "La Verdadera Historia de los Annunaki", y no pude evitar recordar aquel video documental que había visto en el canal cuasi-científico del cable. Algo...Algo me hizo tomar ese libro y llevármelo.
No es que quisiera saber más sobre esas teorías de los antiguos dioses de los Sumerios...Yo era tan ajena al tema como un Senador lo sería al mundo del modelaje y de las pasarelas, pero...No sé. Hay veces en que uno simplemente siente ese impulso de hacer algo en especial, y en primer instancia no tienes una explicación coherente sobre por qué lo hiciste.

miércoles, 14 de enero de 2015

Risa a Medianoche

José Francisco, Emilio, Raúl y Gonzalo se encontraban platicando sobre el Diablo aquella noche sin Luna en que el frío era atenazante y te congelaba hasta las palabras; y qué mejores condiciones para hablar sobre tan singular tema que el sentarse ante una fogata en campo abierto, a mitad de la noche? Así se encontraban los 4 amigos junto con otros 2 campesinos añadidos, en las afueras del pueblo de San Toribio.
Las lenguas de fuego alcanzaban cerca del metro de altura y consumían vorazmente la leña que habían reunido por la tarde, luego de la jornada de trabajo. Aunque cabe mencionar que nadie esperaba a estos 4 hombres; no tenían un hogar al cual regresar y por ello aquel páramo desolado se antojaba para incluso pernoctar bajo las titilantes estrellas. Sobre los otros 2 sabían muy poco. Creían que venían del pueblo de Real de Catorce. Hablaban poco pero se habían mostrado muy agradecidos por haberles permitido acercarse al fuego.
El calor los arropaba a todos, como haría una madre con sus retoños; o como harían las mismas llamas del averno a todas aquellas pobres almas descarriadas que perdieron el camino y toda esperanza de volver a ver la luz.
¿Pero realmente existe tal lugar infernal y maldito?...Esa era la polémica de esa noche; argumentos a favor y en contra se dirimían pero ninguno de ellos aportaba mucho realmente. Cada quien parecía tener su estilo propio para contribuir a la sabiduría popular; a esas viejas y arraigadas creencias que les habían inculcado sus padres.