jueves, 31 de enero de 2013

De Lobos, Gatos y otras Sutilezas


En cierta noche estival, estaban Efren y su mejor amigo conocido como el "Chufas", disfrutando de una desabrida y fría lata de atún, sentados ambos en su destartalado basurero; soñando cada cual por su lado en cómo sería el día de mañana en sus austeras y segregadas vidas en los márgenes de la indigencia.
En el suelo, un puñado de papeles y cartones de distintas procedencias y características ardían y se consumían rápidamente. Pequeñas partículas de luz se elevaban de forma errática desde el modesto fuego hacia la oscuridad que reinaba sobre sus cabezas despeinadas. Era un rudimentario fenómeno físico que les entretenía medianamente; como el de la música aplacando a las bestias...De manera semejante, las diminutas lenguas de fuego que subían perezosamente para extinguirse en el vacío constituían una distracción hipnótica...mientras hubiera algo que masticar entre los dientes amarillos que aún restaban en sus bocas deformes.

El Chufas tenía a su costado derecho una botellita de plástico con gasolina, que usaba de vez en cuando para avivar el fuego que calentaba a ambos; así como una misteriosa cajita envuelta para regalo...Sobre la que no le había platicado nada a Efren. ¿Por qué no la había notado antes?
El atún se había acabado y Efren sintió la imperiosa necesidad de romper el silencio que se había impuesto entre ambos desde hacía ya varios minutos. La curiosidad que sentía sobre la misteriosa cajita era semejante a la sensación de poseer un cuerpo extraño y amorfo creciendo en su estomago y pugnando al mismo tiempo por salir a través de su garganta y boca; simplemente no se podía aguantar las ganas de preguntarle.

martes, 29 de enero de 2013

Segundo Uso



Ernesto tenía esa incómoda sensación de haber olvidado algo cuando se encontraba ya a 500 metros de su casa. Por ello hizo un alto y comenzó a re-buscar en su maletín para confirmar que tenía todo consigo.
Celular, computadora portátil, cuadernillo de notas, lápices y bolígrafos de gel...Todo en su lugar. ¿Pero por qué tenía ese gusto amargo en la boca?...Algo no iba bien, lo sabía...Comenzó a repasar mentalmente la agenda del día y recordó la revisión de los avances del proyecto con los gerentes. Debía de llevar la impresión del informe en el folder color naranja, pero...¿dónde estaba ese folder naranja? No parecía llevarlo en el maletín. No estaba en el auto y en definitiva, no lo llevaba con él...Tenía que regresar a casa.

viernes, 25 de enero de 2013

Que se mueran los gandallas


Eloy y yo siempre fuimos muy buenos amigos; los mejores...Hasta esa tarde que jamás olvidaré, cuando teníamos 12 años y las blancas aunque insípidas ilusiones se vinieron abajo; sepultándose como fardos pesados en el lecho marino, a kilómetros y kilómetros de la superficie de la inocencia que por entonces compartíamos mi amigo y yo.
Pero permítanme contarles sobre esa tarde, o mejor dicho, sobre mi multifacético amigo Eloy.

Eloy siempre fue el creativo de los dos; siempre se le ocurría algo original o se encontraba inventando aparatos o dispositivos bastante inverosímiles...Que no servían para nada, claro está, pero yo nunca se lo echaba en cara o le recriminaba nada de lo que hacía. Me parecía por lo menos divertido, y tenía la cándida esperanza de que quizá algún día pudiéramos inventar algo que realmente valiera la pena; algo que pusiera nuestros nombres por lo menos en el periodiquillo comunitario. Claro, yo como su ayudante o publirelacionista oficial recibiría algo del crédito, no?...Digo, era lo justo. Nadie más le hacía caso en la escuela...Nadie más le ofrecía la mitad de su torta a la hora del recreo. Eso era parte de mi inversión en el tipo.

miércoles, 16 de enero de 2013

El Monstruoso Troll


Fue en el receso entre las clases de Ciencias Naturales y Matemáticas que decidí abordar a José Abraham Domínguez Peña...
Iba preparado para una rotunda negativa, como era de esperarse, pero si de sorpresas hablaramos, José Abraham es el maestro de todas ellas,
y yo el ingenuo por excelencia que se creía todo; admirador de la virtud de aquellos altos mentirosos de lenguas ágiles y mordaces...

- ¿Puedo ver tu dibujo? - Le dije.
- Claro, por qué no...Miralo.

José Abraham abrió su cuadernillo de hojas blancas sin espiral, mostrándome la última y secreta de sus creaciones; los trazos a lápiz eran rápidos pero finamente llevados por la mano de un experto en fantasía; un maestro de la mentira colectiva...Todo ese pelambre enredado; la enormidad de sus extremidades y lo pronunciado de sus dientes, me hacían pensar en lo que José Abraham pensaba esa mañana, temprano...durante la clase de Español.


 * Ilustración de Peter Amland

- ¿Qué es exactamente? - Le pregunté.
- Exactamente no es nada, ¿sabes? Cualquiera pudiera tener una interpretación distinta a la mía. Lo que para ti puede parecer como un mono, para otro pudiera ser un extraño hipie de pelo largo. No crees?
- Para mi no es ningún mono, o bueno, no fue lo primero que pensé.
- ¿Y qué fue lo primero que pensaste?
- Bueno, a decir verdad...Aún sigo pensando en lo que es. No estoy totalmente decidido. Creo haber visto uno de esos en alguna película, alguna vez.
- ¿Oh sí?, ¿en qué película lo viste? - Quiso saber un animado José Abraham.