viernes, 12 de julio de 2013

39 - Parte 3

Una figura tambaleante cruzó el largo pasillo, pasando a unos metros del adormilado Policía de turno...Quien luego de unos instantes recordó que se suponía que el sujeto debía de registrarse en su cuadernillo de visitas, y que se había pasado de largo.
Se levantó perezosamente y se asomó por el pasillo. Ya no estaba...¿Había sido real?, ¿había pasado alguien por ahí?...Quizá tomarse un café cargado era buena idea, se dijo, mientras volvía a su cómoda silla de múltiples posiciones.

Leonel Alvarez caminaba nervioso hacia el despacho de la Fiscal Especial. Se culpaba una y otra vez por la falta de auto-control que había exhibido en la sala de interrogatorios. Llevaba revuelto el expediente del homicida y ahora caminaba como una especie de zombie, siguiendo una voz interior que lo controlaba de forma espeluznante; que le permitía ser consciente de él mismo hasta cierto grado, pero que por otro lado le impedía hacer cosas como enderezarse el nudo de la corbata; que adormecía su razonamiento con cada sílaba que ponía en el interior de su cerebro. No daba crédito a cuan fácil habían caído todas y cada una de sus defensas mentales...¿Qué o quién lo controlaba ahora?

El Psicólogo se paró de forma descompuesta justo a la entrada de la oficina de cristales inmaculados...Indeciso en si debía de tocar o esperar a que lo invitaran a pasar. Ella se hallaba totalmente inmersa en su máquina portátil. A Leonel le llegaba el golpeteo de sus largas uñas sobre las teclas de plástico.
En algún punto, el "click-clack" cesó y la mujer reparó en que había alguien afuera de su oficina. Se ajustó sus gafas de moldura oscura y barrió con la vista la maltrecha humanidad del Licenciado Alvarez. Dió un sorbo al vaso térmico que se encontraba sobre su escritorio y se repatingó en su elegante silla de piel.

jueves, 4 de julio de 2013

La Bebida de los Hombres - Parte 2

Francisco apuró su café. Tenía que seguir con la investigación (o eso es lo que él se repetía a sí mismo) y no quería quedarse más de lo necesario en Las Magdalenas. Lo habían recibido mejor de lo que esperaba, dadas las circunstancias...Y no deseaba crearle a la gente falsas expectativas. La verdad es que no había ninguna pista ni explicación sobre los crímenes cometidos. Luego de varios días y semanas en algunos casos, los cuerpos habían sido movidos, velados y enterrados. Las escenas de los crímenes habían sido más que alteradas o ya no existían para entonces. ¿Cómo podía conducir una investigación así?...¿Por qué lo habían mandado a él?

Siendo totalmente realistas; la autoridad de la capital había respondido por mero compromiso, para no verse demasiado...desobligada o apática. También, siendo francamente realistas, al mandarlo a él enviaban otro mensaje al mismo tiempo: "Arreglenselas como puedan!".