viernes, 27 de junio de 2014

La Bebida de los Hombres - Parte 3


El Padre Augusto se hallaba cansado, y un tanto aburrido también, ¿por qué no decirlo?...El calor de la tarde hacía que sudara de forma incómoda; sobre todo estando ahí, dentro del reducido confesionario y esperando la llegada de algún pecador decidido a admitir sus ofensas contra el Señor. No hubo muchos ese día, tenía que admitirlo...Y ansiaba levantarse y recluirse en sus frescos aposentos; tomar un poco de vino tinto y relajarse mentalmente...Tenía mucho que predicar; mucho qué decir en la misa de 7 de la noche. Su parroquia lo necesitaba ahora, más que nunca...Y estaba a punto de marcharse cuando vio que alguien entraba al recinto derecho del confesionario y abría la ventanilla que lo comunicaba y por medio de la cual, el Padre Augusto escuchaba a los arrepentidos y estos a su vez, escuchaban la penitencia salvadora que limpiaba toda mancha; que aliviaba el escozor provocado por las malas conductas.
Una voz desconocida rompió el silencio imperante...