viernes, 12 de julio de 2013

39 - Parte 3

Una figura tambaleante cruzó el largo pasillo, pasando a unos metros del adormilado Policía de turno...Quien luego de unos instantes recordó que se suponía que el sujeto debía de registrarse en su cuadernillo de visitas, y que se había pasado de largo.
Se levantó perezosamente y se asomó por el pasillo. Ya no estaba...¿Había sido real?, ¿había pasado alguien por ahí?...Quizá tomarse un café cargado era buena idea, se dijo, mientras volvía a su cómoda silla de múltiples posiciones.

Leonel Alvarez caminaba nervioso hacia el despacho de la Fiscal Especial. Se culpaba una y otra vez por la falta de auto-control que había exhibido en la sala de interrogatorios. Llevaba revuelto el expediente del homicida y ahora caminaba como una especie de zombie, siguiendo una voz interior que lo controlaba de forma espeluznante; que le permitía ser consciente de él mismo hasta cierto grado, pero que por otro lado le impedía hacer cosas como enderezarse el nudo de la corbata; que adormecía su razonamiento con cada sílaba que ponía en el interior de su cerebro. No daba crédito a cuan fácil habían caído todas y cada una de sus defensas mentales...¿Qué o quién lo controlaba ahora?

El Psicólogo se paró de forma descompuesta justo a la entrada de la oficina de cristales inmaculados...Indeciso en si debía de tocar o esperar a que lo invitaran a pasar. Ella se hallaba totalmente inmersa en su máquina portátil. A Leonel le llegaba el golpeteo de sus largas uñas sobre las teclas de plástico.
En algún punto, el "click-clack" cesó y la mujer reparó en que había alguien afuera de su oficina. Se ajustó sus gafas de moldura oscura y barrió con la vista la maltrecha humanidad del Licenciado Alvarez. Dió un sorbo al vaso térmico que se encontraba sobre su escritorio y se repatingó en su elegante silla de piel.

- Adelante, Alvarez. ¿Me tiene miedo acaso?

Con paso titubeante, Leonel ingresó en la oficina eclécticamente amueblada. Le llamaron la atención el imponente cuadro impresionista que se ubicaba a espaldas del escritorio y las ondeantes cortinas transparentes en la ventana que daba a la calle. ¿Qué las movía?, ¿por dónde se colaba esa corriente de aire?
Había también una extraña escultura con formas humanas y un busto de un personaje que no reconocía de momento, que parecía que lo veía directamente y que reprobaba rotundamente el estado en el que se presentaba ahí.

Una parte de él quería soltar el expediente y saltar sobre de él, en una especie de rabieta infantil; decirle a aquella mujer que todo aquello lo tenía harto y que mejor se fueran buscando a alguien más que les hiciera el trabajo...Fue entonces cuando una especie de zumbido comenzó a hacerse presente; muy sutil, pero totalmente perceptible. Un panal de abejas en la cabeza era lo último que hubiera esperado; una resaca elevada a la cuarta o quinta potencia.

- Siéntese, por favor. Parece que está a punto de caer.
- G-gracias, Licenciada. Es sólo que...No sé lo que me pasa. Justo ahora no me siento nada...Bien. Y no me fue muy bien en la sala con...
- Sí, resbaló un poco, me dicen...Pero no es para tanto, cálmese. Se ve muy mal, de verdad. ¿Le ofrezco algo?...¿Necesita algo?

Leonel Alvarez se dejó caer sobre la silla que había delante de él y examinó por unos instantes el rostro de la mujer que tenía en frente. Unos ojos grandes y misteriosos lo estudiaban minuciosamente; ojos como manos y como bocas; urgando y manipulando los conceptos que otrora creía como verdades y hechos consumados; preguntas que al no hallar respuesta se estrellaban violentamente sobre un muro pintarrajeado con trazos sin sentido. Jamás había visto el iris perfecto; jamás había sentido tal intensidad en una mirada.

los rasgos perfectos e inmaculados de la Fiscal podían embrujar a cualquiera, se dijo a sí mismo...Una nariz recta de proporciones equilibradas; labios moderados entintados de un rojo carmesí sangriento; un rubor etéreo que bañaba una sección de sus mejillas...El delineado de sus ojos...Al Psicólogo se le olvidó el zumbido y la voz interior que lo atenazaban tan solo unos instantes atrás. ¿Cuánto tiempo transcurrió así?, ¿cuánto tiempo duró ausente en su propio interrogatorio?
Se sintió sudar profusamente, al tiempo que poderosas señales nerviosas le llegaban de sus articulaciones. Las sentía exageradamente tensas como ligas estiradas al borde del rompimiento, pero sin duda era consciente de que ahora sentía que podía gobernar a su persona y ordenarle a cada músculo, a cada órgano interno y a cada célula que, Él estaba al mando a partir de ese instante.
Cerró los ojos y se concentró en su respiración pausada y profunda. Apoyó sus manos sobre el escritorio y comenzó a soltarse y a relajarse. Otra voz - una mucho más cercana - irrumpió en su consciencia, regresándolo de nuevo a la oficina en la que se encontraba físicamente.

- Veo que comienza a sentirse mejor, Alvarez. Recuperó su semblante. Debo decirle que me preocupó...Pero también que usted no debe de preocuparse por lo ocurrido en la sala. Se le sacó de ahí porque no nos convenía seguir la línea de discusión que se iba formando. No era necesario que expresara su opinión personal, o que nos mostrara a todos que es un hombre de valores morales intachables...Peeeero...Tampoco pasó mayor cosa. Yo solamente trato de no concederles nada de ventaja a los abogados del Psicópata de Luna.
- Por supuesto...Entiendo. L-le agradezco que haya esperado a que me sintiera mejor.
- Si necesita algo puedo pedir que se lo traigan. ¿Necesita alguna clase de medicamento?
- No, no. No será necesario. Gracias.
- Bueno. Dígame ahora...¿Está mintiendo?, ¿está loco?, ¿lo cree capaz de asesinar a sangre fría y de manera consciente?
- Lo que yo vi, Licenciada...Fue a un sujeto en control. No logré detectar rasgos visibles ni comportamientos que me sugieran una "desconexión" completa de la realidad...Si Andrés Luna tiene la enfermedad de "Pick" yo soy la Abuelita del cuento de Caperucita Roja. Su comportamiento no cuadra en absoluto con los síntomas generales; no posee dificultades en el habla...Tal vez tengamos un tipo distinto de afectación, pero no tengo nada concluyente aún. Sin duda se le pueden practicar algunos estudios que lo podrían descartar.
- ¿Todo esto vendrá en su dictamen final?
- Por supuesto...Dígame...¿Cuando lo atraparon?
- Tiene exactamente 4 días y 3 noches con nosotros. ¿Quiere saber lo que hemos visto en estos días?
- Así es. Sé que no se resistió al arresto y como puede darse cuenta, no tiene mayor empacho en describir cómo llevó a cabo los homicidios. Quiero decir que se muestra cooperativo y no opone resistencia a que se le retenga aquí. Esto último, por lo que pude ver en su expediente.
- No se ría de mi si le pregunto su opinión sobre si...Lo considera como un buen candidato para el polígrafo. Creo saber ya su respuesta.
- Jamás me podría reír de usted, Licenciada. Y no...No creo que el polígrafo nos cuente algo genuino sobre Andrés Luna...¿Y sobre lo que me preguntaba, que si quería saber lo que han visto estos días?...Creo que me serviría.
- Se ha portado bien. Se le ha visto platicar solo...Pero no le hemos grabado de forma permanente. El sujeto parece ser como cualquier maldito loco asesino que hemos tenido aquí; no parece ser capaz de matar a una mosca pero sin embargo no piensa lo mismo de las personas...O de las mujeres, siendo específica.

La Licenciada Beltrán vaciló por unos momentos en continuar. Su semblante sin embargo se hallaba imperturbable. Sacó algo de una gaveta y lo depositó rápidamente entre ella y el Psicólogo. Al parecer, un disco compacto.

- Tal vez pueda servirle. Tal vez no. Usted nos lo dirá. Le recomiendo que preste especial atención a lo que sucede más o menos en el minuto 39...o 40. Puede que nos cuente algo más sobre el comportamiento de ese sujeto. Fue grabado en su celda. No hay mucha luz, pero no la necesita tampoco. No pensamos en que pudiéramos encontrar o tener algo de utilidad en nuestras manos, cuando pedí las grabaciones...Le repito, puede que no sea nada...Pero en cuanto yo lo vi, pensé que pudiera ser algo que a usted, Alvarez...Le pueda aportar información.
- S-sí, claro. Lo veré en cuanto llegue a casa.
- Véalo mañana. Descanse por hoy. Creo que ya ha tenido suficiente. No quiero tener que pagar su hospitalización.
- Pero para el Estado es vital que...
- El Estado quiere condenar a este sujeto. De eso no tenga ninguna duda. No queremos mandar a este asesino a un manicomio. Leonel...Si la pena capital se pudiera implementar en el país...
- Supongo que no dudaría en recomendarla para este tipo, aunque eso dependería en todo caso del Juez...
- Pero nada me impide soñar...Venga, vámonos ya de aquí. Es tarde. ¿Cuando tengo su reporte definitivo?, ¿qué más necesitaría de nosotros? Si necesita más entrevistas con el loco, lo puedo arreglar.
- No podría definirle eso en este momento, Licenciada, pero tenga la certeza de que se lo haré saber lo más pronto posible. Dígame algo más...¿Saben los abogados de Andrés Luna que se grabó a su cliente?
- No se les ha informado, pero de cualquier forma, contamos con procedimientos y medidas de seguridad que debemos de cumplir. Podemos y debemos de grabar lo que sea, dentro de nuestras instalaciones. Usted no se preocupe...Solamente le pediría que si los abogados lo invitan a desayunar cualquier día de estos...Que sea muy prudente y que me lo haga saber. ¿De acuerdo?
- Sí. No hay ningún problema. ¿Y cómo hizo Andrés Luna para contar con el apoyo de un bufete de abogados?...Es decir, no es que crea que están haciendo bien las cosas...Sobre todo al sugerir lo de la enfermedad de "Pick". Es curiosidad más que nada...
- No estoy segura, Alvarez. Él simplemente se comunicó con ellos. Tal vez no hayan sido muy listos al inicio, pero tienen un buen historial de juicios ganados. Me preocupa más que nosotros lo echemos a perder todo.

- S-sí, lo entiendo. Me retiro entonces. Buenas noches, Licenciada.
- Buenas noches, Alvarez. Ya conoce la salida, ¿cierto?
- Por supuesto, descuide. Con su permiso.

"Las pruebas que hay en su contra...Son suficientes para asegurarle una generosa cantidad de años tras las rejas", pensó Leonel, mientras se encaminaba hacia la salida del complejo. "Pero entonces...¿cuál es la verdadera preocupación en el juicio contra Andrés Luna? ¿Tan importante es el bufete de abogados que lo defiende como para hacer temblar a la misma Fiscalía Especializada en Homicidios?...Ese alegato de locura y visiones...y posesiones...¿de verdad esperan ganar con eso?...O ¿qué clase de historia o mensaje quieres hacernos llegar, Andrés Luna?

"Uno que demuestre a la gente que yo existo..." - repitió la voz, dentro de la cabeza de Leonel Alvarez, quien ya no se sintió solo, de camino a casa.

Continúa...

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