lunes, 11 de marzo de 2013

39 - Parte 1

- Licenciado Alvarez. Me habían contado que vendría a verme, pero no pensé que fuera tan pronto. Supongo que deben de tener alguna prisa para emitir la sentencia.
- Señor Luna. Un placer...¿Cómo lo han tratado?
- Pues...No me dejan salir...Fuera de eso, creo que han muy sido decentes. Hasta ahora.
- Entiendo. Señor Luna, leí su perfil y estoy al tanto de todos los detalles. Sé que sus abogados han alegado...perdón. Han "expresado" que usted padece lo que comúnmente se conoce como "enfermedad de Pick". Un tipo de demencia...
- Sí, me dicen que así se le llama. Y usted ha venido a confirmarlo...o a negarlo, me imagino.
- El Estado me contrató, Señor Luna. Digamos que trataré de entenderlo y...
- Tratará...¿Pero podrá?
- Pondré todos mis recursos y mi experiencia en ello, Señor Luna. Espero contar con su ayuda, por supuesto.
- Claro.

La fría luz por encima de sus cabezas bañaba los rostros y perfilaba los contornos y facciones de ambos sujetos. Andrés Luna aguardaba paciente y correctamente sentado en un extremo de la mesa metálica; mientras que en el otro, el Licenciado Leonel Alvarez acomodaba ordenadamente sus herramientas de trabajo: un bloc de notas (aparentemente nuevo y en blanco), tres lápices, una goma para borrar y un manojo de carpetas que en teoría, contenían información sobre Luna.


- Es de las personas que aún escriben con lápiz y papel, por lo que veo.
- Sí, supongo que de vez en cuando me gusta hacerlo, aunque en esta ocasión, es lo que el Estado me ha proporcionado, Señor Luna.
- Pero me sorprende un poco que le hayan permitido entrar aquí con esos lápices afilados.
- No me diga que usted es de las personas que creen poder escapar de una prisión de máxima seguridad tan sólo con un lápiz de madera?
- Espero no me culpe por pensar en la posibilidad. ¿Van a grabar esta conversación?, me imagino.
- Están grabando desde el mismo instante en que entré a esta habitación, Señor Luna. Permítame decirle que, mi opinión profesional no es definitiva o concluyente. A decir verdad, se requerirá hacer algunos estudios médicos, como comprenderá. En beneficio de...la verdad, por así decirlo.
- Sí, bueno...¿La verdad de quién, Licenciado?...

Alvarez no deseaba caer en ese tipo de juego. Mejor iniciar con la entrevista formal y terminar lo mejor posible con el caso, que a decir verdad, él no quería que se lo asignasen. Había tenido bastante trabajo las semanas pasadas y la verdad había esperado tomarse unas merecidas vacaciones...Cuando recibió esa llamada, cerca de la madrugada del Martes. Recordaba no haber podido dormir esa noche.

- La verdad no me toca juzgarla o denunciarla a mi. Yo solamente tengo un papel en esta obra que estamos representando, tal como usted y como otros que irán apareciendo o desapareciendo, cuando ya no son necesitados...De tal suerte que, si le parece conveniente, me gustaría iniciar con la entrevista en virtud del tiempo acotado que tenemos.
- Claro, adelante. Lance su primer pregunta.
- Bien...Dígame...¿Cuál es la principal manifestación de su condición?, es decir, ¿cómo se siente usted?...¿Qué es lo que recuerda, luego de los actos que...se han registrado y encontrado?
- Por lo general me siento bien. Es sólo que veo cosas. Muy frecuentemente...Cosas que no puedo ignorar, ¿sabe?
- ¿Qué clase de cosas?
- Por ejemplo, justo ahora...Mientras hablamos...Es como si algo se develara en el fondo de todo. Lo veo a usted, por supuesto...Pero también veo como pasa o se desarrollan otros eventos, al mismo tiempo. Me explico?
- ¿Qué está viendo ahora?
- Veo una línea de árboles...Que se suceden uno tras otro. Y que no termina...Como si fuera de paseo en un auto, y fuera por un camino arbolado.
- ¿Podría preguntarle si...los árboles le representan algo...Para usted?
- Un árbol es un árbol. No creo que signifique algo más para mi.
- Y estas imagenes...¿Corresponden al pasado?...¿Serán recuerdos distantes?...¿O no tan distantes?
- No recuerdo haber vivido estas cosas que veo.
- ¿Desde cuando suele ver estas cosas, Señor Luna?...¿Lo recuerda?
- La primera vez ocurrió hace 2 años. Cuando conocí a...Patricia...Patricia Hernández.

El Psicólogo abrió rápidamente una de las carpetas que tenía junto a él, al tiempo que dirigía una mirada incisiva a su interlocutor. Trataba de estudiar su reacción; su rostro, su postura...Luego de haber mencionado ese nombre. Patricia Hernández...Sí, había sido la primera. "Encontrada sin vida el 11 de Marzo del 2010 en un almacén de Ciudad Juárez, Chihuahua. Fue hallada por el velador, cuando éste se disponía a realizar su primer ronda. No se encontraron indicios de allanamiento de morada. Patricia se encontraba atada de manos y de acuerdo al forense, tenía alrededor de 8 horas de haber fallecido...".
Alvarez levantó la vista del informe sólo para encontrarse con la mirada fija del asesino. Parecía estudiarlo con suma atención; como si se hubiera propuesto adivinar su próxima jugada...La pregunta que vendría a continuación. Sin embargo, su expresión era tranquila, relajada. No parecía ser presa de ningún tipo de angustia o remordimiento.

- ¿Podría platicarme qué fue lo que vió ese día, Señor Luna?...Si pudiera ser un poco específico, por favor...Quiero decir, si pudiera acotar dichas visiones, al momento en que usted se encontraba con Patricia...Estas visiones...¿Suele tenerlas antes de...los hechos?...¿Durante los hechos?...¿O después?
- Yo estaba sentado en una banca en el parque. Y hacía un día estupendo. Patricia y yo solíamos salir a caminar todas las tardes...Oh sí. Yo tenía una relación con ella por ese entonces. Y recuerdo que venía caminando hacia mi...Cuando de pronto ocurrió...Una "segunda" Patricia se desprendió de la primera y continuó caminando a la par de ella, y mientras "mi" Patricia me sonreía ampliamente...La otra me dirigía una gélida mirada; como si estuviera furiosa conmigo. No hace falta que le diga lo mucho que me espanté en ese momento.
- Comprendo. ¿Y qué hizo entonces esa "segunda" Patricia?
- Yo no recuerdo con exactitud lo que me decía. Fue muy confuso porque mientras la Patricia original me hablaba y me preguntaba que qué me sucedía o a quién veía, la otra también me hablaba pero era un discurso totalmente diferente; plagado fundamentalmente de insultos a mi persona. Recuerdo haber pasado horas y horas con esos labios repugnantes pegados a mis oídos...Y que por más que me los tapara con las manos; seguía escuchándola y seguía la cascada interminable de obscenidades y palabras altisonantes.
- La Patricia "real" se...alejó de usted, Señor Luna?...¿Cuál fue su reacción?
- Ella estaba quizá tan asustada como yo. Seguramente pensaba que había perdido la razón...Y probablemente así fue, porque si me preguntara...¿cuál de las dos Patricias era más real que la otra?...No hubiera sabido decir cuál. Para mi, las dos eran de carne y hueso.
- Ya veo...¿Pero tocó a esta "segunda" Patricia?...¿La pudo sentir con sus propias manos?
- Puede estar seguro que lo hice. Esta nueva Patricia ocupaba un lugar en el espacio; eran tan real como la primera...Y sin embargo, sólo yo podía verla. Y conforme pasaba el tiempo...Comencé a darme cuenta que quizá, la única forma de silenciar o callar a este ser, salido de una horrenda pesadilla "Dantesca"...Era silenciar primero a su "reflejo", a la Patricia de la cual había salido.

Alvarez tomó nota de ese cambio apenas perceptible de Andrés Luna. Ignoraba si los otros; los que observaban la entrevista detrás del cristal lo hubieran captado también, pero...Por lo menos él había encontrado ya una muestra...un ínfimo resquicio de satisfacción, en el rostro engañoso y taimado del multi-homicida que tenía en frente.


Continúa...

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