Maldita cabeza!, por qué no funcionas cuando se te necesita? Solamente quiero decirte que ni de loco consumiré esa cuarta taza de café. ¿Acaso no has escuchado sobre “reciprocidad”?…Por supuesto que lo has escuchado…Es decir, yo lo he escuchado a través de ti. Nuestro acuerdo: yo te doy ese químico que tanto te gusta y tú me das algo a cambio! ¿Es tan difícil de recordar un simple y estúpido nombre?!…
Otra vez esa alerta!, es la quinta vez que suena. Alguien debe hacer algo al respecto…Pero no traía un lápiz en la mano?…Creo que lo dejé en la cocina cuando fui por esa última taza. Mejor me levanto y sirve que enciendo de nuevo la calefacción. Puede que de camino hacia allá logre poner en marcha los engranes oxidados de esta condenada cabezota!
Es 10 de Diciembre y ya el piso de la calle amanece un poco resbaloso. Me doy cuenta cada vez que abro un poco la cortina y veo a la gente hacer suertes y malabares para evitar caerse. ¿Permahielo le llaman?…En fin. Deberían de usar un calzado diferente…Algunos de ellos. No me importa mucho, realmente, pero no quisiera tener a algún muerto enfrente de mi casa…La policía estaría aquí al poco rato y eso sería un fastidio!
Otro fastidio es no encontrar ese lápiz por ninguna parte, y ya comienza a ser una de esas mañanas en las que nada funciona y en las que más vale no haberse levantado.